Different Class
supone la manifestación de una nueva clase, de una clase excepcional. No sólo
social, sino que afectiva, experiencial y totalmente sexual. El brit pop más
allá de definirse por una cuestión estrictamente musical, se puede desplazar
como aquel estilo que siempre habló del hombre medio británico, de sus
experiencias, sus vivencias, del qué hace este hombrecillo. Historias cortas,
pequeños spots, casi publicitarios del vivir o más bien el mal vivir de ese
hombre medio, que sería lo que Jarvis Cocker encarnó a mediados de los noventa.
Más allá de la fetichización del personaje Jarvis, el tipo encarnaba una
normalidad, un tipo que no podía tomar ninguna distancia, estaba ahí, entre el
supermarket y la discoteque, metido en la vida de una “gente común”, de ese
mismo que ironiza en uno de los mayores clásicos del disco. Digamos de
inmediato que a Cocker no le interesa ni defender a ese hombre medio
(fetichizarlo) ni tampoco diagnosticar moralmente a la sociedad. Las letras de
este disco son miradas, versiones, historias cortas, simples, sin ningún deseo
de venir a representar ningún tipo de realidad. El disco está en la sintonía de
la tradición (que si la hay) de la canción inglesa. La escritura de los
ingleses siempre ha sido muy materialista, experiencial más bien. Y Different
Class se instala en esa tradición, de ahí a que sea el disco más brit
pop – en ese sentido - de la década de los 90.
“Deformes, errores, inadaptados, desarrollados a base de una dieta de
galletas rotas” este es el inicio de “Mis-shapes”, los deformes, los anormales,
los excluidos. ¿Por qué el imaginario de la canción inglesa (pienso en letras Lennon, de Towhsend, y sobre todo de Morrissey)
siempre pensó a este “hombre rarito”, “anormal”, excluido. Realmente tendríamos
que investigar por qué ocurre esto, por qué esta literatura (porque claro que
lo es) repite siempre el mismo tópico. Al parecer, el rock allá se une a esta
afección, al tratar de definir la singularidad. Eso del sentirte un poco tonto,
algo retardado. Pero ese tartamudeo es algo medio interruptivo, porque en la
experiencia, explota y choca, con las normas de convivencia social, plenamente
establecidas. ¿Pero de qué manera ocurre
esto? Por ejemplo, en “Common People” Jarvis Cocker nos invita como primer lugar
para contar estas historias, el central, el de todos, al super-market, es una
gran metáfora. Desde ahí contaré todas las historias. Lo que le cuenta a esa
chica, que viene de Grecia, que “estudiaba escultura en St Martin's Collage”,
es lo que nos quiere contar a todos. Todos nosotros oyentes, somos un poco como
esa chica. El itinerario que recrea Cocker es excepcional, describe todas las
segmentaridades, la escuela, la discoteque, el sexo, la familia, el matrimonio,
el departamento donde vives, etc., etc., pasa por todos esos segmentos, esos
grandes estratos. Y dice: deseas vivir como la gente común, ahí está. Pero en
ningún momento hay una cuestión moral en toda esa mirada, no hay juicio. Es
más, la canción es una de las más bailadas en cualquier lugar del mundo. La escuchas
y no te pones a reflexionar sobre su letra, la disfrutas, la bailas, la cantas.
Es una ironía demasiado potente. Así como el otro hit del disco: “Disco 2000”. Nuevamente la
interlocutora es una chica, la tal Deborah, que es cualquiera. Todos podemos
ser Deborah para Jarvis Cocker, “tu casa era muy pequeña Deborah” O te acuerdas
de cuando… hicimos tantas cosas. Cosas que dan lo mismo. Tan lo mismo dan, que
la canción tiene vida propia más allá de la excelente letra. Realmente es de
esas canciones irresistibles, que fomentan un encuentro, una boda pasajera, un
gran revoltijo de sensaciones, variadas y hermosas. El estribillo de que todos
nos reuniremos en el año 2000, como un por-venir, lejano, impredecible y
virtual, es a lo más, irresistible.
Sin embargo el disco, más allá de lo disfrutable, pop, leve y
superficial a ratos – que podría parecer – es totalmente oscuro y siniestro,
casi perverso. Una de las canciones que dan esa pauta es “I Spy”. Los
conservadores de la canción a veces no entienden a Pulp, cómo este tipo recita más que cantar. Realmente eso no es lo
importante. Porque Pulp es una banda
de rock, claro, pero siempre la entendí como una banda de música que acompaña a
la prosa de Cocker, y acá en “I Spy” es mucho más evidente. La letra de esta
canción es un viaje lleno de perversiones, al parecer para Cocker estamos
llenos de pequeños panópticos que circulan dentro de nosotros mismos, dice
Cocker: “Oh tengo vuestro número, he tomado notas, sé como funcionan vuestras
mentes; lo he estudiado. Y vuestras mentes son igual que la mía excepto que
vosotros sois unos cerdos inteligentes…” Hasta la misma posición de Jarvis
Cocker como cronista, letrista, vocalista pop, es una especie de poder tremendo
sobre los oyentes. El espía está en todos lados. Un tema bailable, de discoteque,
posee una letra que muchos desprevenidos por ahí deberían escuchar.
Y si la cosa se trata de
relatos perversos y oscuros, hay una seguidilla de temas que siguen la misma
sintonía. Por ejemplo “Sorted for E's and wizz”, en donde las drogas, la
experiencia en la discoteque, la distorsión, el exceso prevalecen como
condiciones de la experiencia misma. El tema comienza con el grito de una
multitud, que es aquella de la experiencia nocturna de una discoteque inglesa o
también un concierto de rock. Son 20 mil personas, en donde muchas de ellas
están drogadas en éxtasis y speed, el tipo que está ahí compró la droga en Camden
Town (lugar central de esa generación del brit pop). Cocker deja su
testificación, escribe la experiencia de todos esos tipos que fueron parte de
esa movida. Es quizás el tema más brit pop, en ese sentido, temáticamente. Pero
la experiencia con drogas no sólo son desde la multitud, las drogas están
presentes en todo tipo de relaciones, hasta en la intimidad de una pareja. “F.E.E.L.I.N.G
C.A.L.L.E.D L.O.V.E” es la resaca, una relación de pareja no mirada desde
ningún convencionalismo, sino como resaca, hastío. La mirada de Cocker es ácida
hacia todas las formas de vida modernas. El tema respira esa cuestión insostenible,
es un mal viaje en drogas pero a la vez un mal viaje de una relación de pareja.
Así también “Pencil Skript”, un relato micro, íntimo, pequeño. De cómo una chica
se ve bastante guapa con esa falda estrecha, es una recitada, una engrupida,
pero no falta la perversión: “pero he besado dos veces a tu madre y ahora me
estoy trabajando a tu papá”(!!! ) La canción es bellísima más allá de esa
frase. Otro tema quizás en esa onda es “Live Bed Show” uno de los puntos altos
del disco a mi gusto. Una historia corta, una anécdota, de esas que Jarvis
relata tan bien. La obsesión por esas chicas perdidas, totalmente inoperantes
para la sociedad, pero que tienen mucho que expresar desde su singularidad,
Cocker lo describe tan bien. El tema es pura sensualidad, rebosa de aquello,
sensacionalmente.
“Something changed” es una carta de amor, por ahí la influencia de The Smiths es inevitable, uno de los
temas más convencionales en cuanto a letra en lo que va del disco, pero es
irresistible sobre todo cuando Jarvis finaliza la canción con “Where would I be
now if we'd never met? Would I be singing this song to
someone else instead?..” Pero mi
canción favorita del disco es “Underwear” no sólo por su letra – quizás simple
-, sino por cómo está hecha, por cómo es como canción. “Underwear” es el diario
de una experiencia en donde el tipo pareciera que no controla su vida, está en
un devenir tan profundo que atraviesa por todo tipo de cuerpos y de lugares. Se
pregunta “qué estoy haciendo aquí en la habitación de otra persona”, que me encontré hace un rato, donde
sea, en cualquier lugar. La honestidad, de que de verdad la cosa ocurrió, es el
feeling tremendo que pone Jarvis para cantar este pedazo de canción. Quién no
se enamoró de Pulp, y de este disco,
al escucharla. Todo aquel que gusta de Pulp
tiene a este temazo entre sus favoritos. Los “tu-tu-ru-ru-tu del final son
irresistibles. Así Different Class finaliza con tres temas de una manera
grandiosa, porque “Monday Morning” sigue en el tipo pasmado ante lo que ocurre,
diría con el “acontecimiento”, esas cosas que ocurren de la nada porque estás
entregado a lo que pueda o no ocurrir, de ahí que Pulp y el brit pop es anti burgués por definición. En este tema
Jarvis se pregunta, ¿qué hacer en la vida?, si solo podemos follar, eso es lo
único que podemos hacer. Caemos en el mismo guión, de lunes a domingo, vómitos,
follones y drogas. No se puede escapar al parecer, aunque el escape está en el
guión elaborado por Cocker. Y “Bar
Italia” como final – no podía ser de otra manera - es ya la resaca total, quizás como fin de
todo lo que el disco invita a experimentar. ¿Qué más puedes hacer si no es salir y emborracharte, perderte,
descentrarte? Pero ojo, esto tiene su precio,
no tiene centro ni vida… es el final. En el Bar Italia, “ese es el
precio de salir de fiesta…”
*Artículo aparecido en especial sobre Brit Pop realizado por la Revista Spazz